Poesía

¡Caperucita!

Marta Rojas Porras

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Soy Caperucita.
Corrí tanto para escapar del lobo
que Rodari me enredó en su cuento.
Por rodar, perdí mi abrigo rojo,
y resulté en una cama rosa,
donde, yo, la más bella, dormía.

Un príncipe, sin mi permiso, me tenía que besar.
¿Por qué esos seres enanos velaban mi sueño?
Qué pesadilla.
En esta sala me enredo en otras historias.
Descubro otros finales.

El lobo dice que yo usurpé su bosque
y sin ningún permiso andaba por ahí,
con todo el irrespeto, cortando sus flores.
A Penélope también la asediaron.

La Llorona gritaba la muerte de su pueblo indígena.
Medea pagaba la culpa de ser extranjera.
Magdalena, por sensual e inteligente,
de prostituta acusada.
María con una gran carga virginal a cuestas.

Y hoy, vengo a descubrir
que los lobos no comen abuelas,
que hay madrastras buenas,
que, yo, Caperucita, la más bella durmiente del bosque,
debo seguir hurgando en cada hoja ancestral
para reescribir mis aprendidas memorias.