Ser rockero en un país tradicionalmente conservador, con una religión oficial establecida y con un gusto predominante por los ritmos y música latinos es sin duda ya de por si un acto de rebeldía.
Desde los años sesenta se empieza a gestar un movimiento social por el gusto de la música rock de la época con bandas como The Beatles, Rolling Stones, The Doors y demás bandas en el ámbito mundial, también es importante hacer notar que en un inicio por el hecho de poder acceder a los discos era una condición para personas que tenían el acceso a poder comprar esta música que no estaba tan disponible en el mercado y se reservaba casi que para los que tenían la oportunidad de viajar a otros países. O sea era para una clase social pudiente. Por lo tanto de igual manera así sucedería con las primeras bandas de rock.
Para hacer un poco de historia podemos mencionar que el primer concierto de rock documentado se realizó el 4 de abril de 1971 en Las Nubes de Coronado. La organizadora de este concierto era una muchacha llamada Zulay Soto, una chica con inclinaciones artísticas y que luego con el paso de los años llegaría a ser la directora del Museo de Jade Costarricense por muchos años, por esto Zulay se considera como la Madrina del rock en Costa Rica. En este primer festival participaron bandas como Apple Band, Intersection y Reflexiones, el repertorio en su mayoría canciones de bandas de la época como Credence Clear Water Revival, Santana, The Beatles y etc.
Luego en los 80 se da un movimiento que podríamos decir es la base del rock actual con bandas como Café Con Leche, Acero, Distorsión, Aquelarre y demás de la época. Y en los 90 se da una explosión de bandas que se mantienen y llevan la dirección del rock en Costa Rica, con gente como Gandhi, Inconsciente Colectivo, Modelo para Armar, El Parque y se da el despertar del movimiento Metalero con Mantra, Colémesis, Argos, Asepsia, Massacre, Sentence y Sepulcro, movimiento que dio bastante de que hablar en la opinión pública con el famoso concierto llamado La Fosforera, que a su vez luego sería la mecha que encendería el movimiento punk – ska con los célebres conciertos en La Finca en Cartago, pero que a su vez también trajo una época de persecución social que afecto duramente el rock de Costa Rica.

Con este breve repaso por la historia tenemos un marco de referencia en el que podemos dar testimonio que si bien el movimiento rockero actualmente es socialmente aceptado y con bastantes espacios donde presentar a la bandas, en el pasado muchos pasamos por situaciones de discriminación en diferentes esferas sociales. Tachados de drogadictos, jóvenes con problemas mentales y sociales, gente diabólica y desadaptados sociales, estos calificativos infundados definitivamente generaron persecución policial en muchos casos, dificultad para que generar espacios donde presentarse y falta de apoyo para la difusión de las bandas que hicieron y hacen rock en Costa Rica.
Ahora si tu papel ha sido el de ser parte de una banda de rock, la cosa se pone aún más interesante, pues ya el hecho de encontrar socios musicales con quienes se pueda concordar para crear rock es ya una gesta grande de realizar. Luego encontrar los lugares donde se puedan presentar y por último poder acceder a los principales festivales de rock requiere más de suerte que de otra cosa.
Aun así contamos con un movimiento fuerte que va creciendo en una nueva era del Rock Costarricense que después de la pesadilla del encierro causado por la Pandemia del Covid 19 ha renacido con fuerza y parece ser que estamos siendo testigos de hechos antes no vistos en Costa Rica, como por ejemplo contar con un Festival de la magnitud del Rock Fest que se va fortaleciendo y mejorando cada año al nivel de los festivales internacionales, ver cada vez más seguido bandas de rock ticas en escenarios por todo el mundo, la alta calidad de las producciones de las bandas de rock actuales y contar con más medios dando apoyo a todas las manifestaciones rockeras nos dan una nueva realidad donde el rock parece que va tomando el lugar que le corresponde como un movimiento revolucionario en el arte, siendo un agente de cambio social y una voz poderosa para decir lo que se tiene que decir de una forma firme e incendiaria.
Al menos para este servidor que tiene el privilegio de poder escribir para Arte Vivo Magazine ser rockero en Costa Rica por más de 35 años ha sido una gran aventura donde he sido arrestado por la policía solo por ser rockero, pero al mismo tiempo poder ver como algo que en su momento era un movimiento marginado ahora convertido en un gran movimiento artístico y social es de las mejores cosas de la vida. Por lo tanto podemos cerrar diciendo que la constancia, la persistencia y nunca dejar de creer en lo que hacemos es la clave para Ser Rockero en Costa Rica y No Morir en el Intento.